La exhibición “Grandes Escapes” explora cómo los prisioneros de la Segunda Guerra Mundial sobrellevaron el aburrimiento y el tormento.

Una muestra que conmemora el 80º aniversario de la Gran Fuga durante la Segunda Guerra Mundial revela los esfuerzos desesperados por escapar de cientos de prisioneros de guerra y civiles en campos de internamiento en toda Europa y Asia.

La exhibición, que trascurre hastael 21 de julio, cuenta con estructuras, fotografías, cápsulas del tiempo e incluso prendas de vestir, cada uno de los cuales relata una historia única que ha permanecido oculta por décadas.

Estos intentos de evasión, físicos o creativos, representan un testimonio vibrante de la lucha diaria por aliviar el aburrimiento y la tortura del cautiverio, destacando resiliencia y determinación constante incluso en los peores momentos.

Uno de los objetos en muestra es un manuscrito del escritor británico P.G. Wodehouse, quién fue arrestado en Francia en 1940 y encerrado en un campamento en Polonia. Durante su cautiverio, convenció al comandante para que le proporcionara una máquina de escribir y escribió dos novelas, incluido “Money in the Bank.” El manuscrito, junto con un artículo de Saturday Evening Post sobre su vida como interno, revela cómo el arte y la literatura han ayudado a mantener viva la esperanza en condiciones inhumanas.

Otros artefactos, provenientes de nacionales alemanes arrestados en Gran Bretaña, narran una historia de confinamiento y encarcelamiento a medida que los campos se volvieron abarrotados. De manera similar, el diario de Heino Alexander, un refugiado judío, ilustra las inimaginables penurias de un viaje de 58 días desde Liverpool a Sydney a bordo de un buque de pasajeros llamado HMT Dunera.

En el sudeste de Asia, miles de soldados y civiles, la mayoría británicos y australianos, fueron encarcelados en el campo de Changi después de la caída de Singapur en manos de los japoneses. La muestra incluye un edredón elaborado por unas niñas de los Girl Guides que, en un acto de solidaridad, lo regalaron a sus líder con los nombres de todas ellas bordados en los trozos.

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En situaciones con escape prácticamente imposible, se forjaron varios mecanismos por parte del gobierno británico para posibles peligros. La sorprendente innovación de la inteligencia militar británica (MI9) se pone al descubierto en un estuche de vidrio que representa la ingeniería británica en forma de uniformes con bolsillos secretos para esconder brújulas y mapas, entre otros dispositivos que promovieron la supervivencia en tiempos de guerra mediante la evasión.

El campamento de Stalag Luft III, donde tuvo lugar la Gran Fuga, es especialmente resonante en la imaginación popular. Durante un año, un grupo de oficiales británicos cavó tres túneles conocidos como Tom, Dick y Harry. El escape creó el caos e incertidumbre en el corazón del regime nazi, pero desencadenó una represión atroz. Producto de sus esfuerzos, 50 de los fugitivos fueron ejecutados, en una atrocidad sin precedentes.

Cada objeto en la muestra pretendía restaurar la humanidad y el ingenio durante uno de los momentos más oscuros de la historia moderna, y representa tanto una celebración como un recuerdo de las personas que se enfrentaron a los regímenes totalitarios.