Los cambios silenciosos en el cerebro preceden al Alzheimer. Los investigadores tienen nuevas pistas sobre qué ocurre primero.

Silenciosamente, la enfermedad de Alzheimer destroza el cerebro mucho antes de que aparezcan los síntomas y ahora los científicos tienen nuevas pistas sobre la secuencia tipo dominó de esos cambios, una ventana potencial para intervenir en el futuro.

Una gran estudio en China siguió a adultos de mediana edad y mayores durante 20 años, utilizando exploraciones cerebrales periódicas, punciones lumbares y otros exámenes.

En comparación con quienes permanecieron cognitivamente sanos, las personas que finalmente desarrollaron la enfermedad tenían niveles más altos de una proteína relacionada con el Alzheimer en su líquido espinal 18 años antes del diagnóstico, informaron los investigadores el miércoles. Luego, cada pocos años después, el estudio detectó otro llamado biomarcador de problemas latentes.

Los científicos no saben exactamente cómo se forma el Alzheimer. Una característica temprana es una proteína pegajosa llamada beta-amiloide, que con el tiempo se acumula en placas que obstruyen el cerebro. El amiloide por sí solo no es suficiente para dañar la memoria, ya que los cerebros de muchas personas sanas albergan muchas placas. Una proteína tau anormal que forma enredos que matan las neuronas es uno de varios cómplices.

La nueva investigación, publicada en la revista New England Journal of Medicine, ofrece una línea de tiempo para la acumulación de esas anormalidades.

La importancia del estudio “no puede ser exagerada”, dijo el Dr. Richard Mayeux, especialista en Alzheimer de la Universidad de Columbia que no participó en la investigación. “El conocimiento del cronograma de estos eventos fisiológicos es fundamental” para probar nuevas formas de tratar y, tal vez, eventualmente prevenir el Alzheimer, escribió en un editorial adjunto.

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Los hallazgos aún no tienen implicaciones prácticas.

Más de 6 millones de estadounidenses, y millones más en todo el mundo, tienen Alzheimer, la forma más común de demencia. No hay cura. Pero el año pasado, un medicamento llamado Leqembi se convirtió en el primero en ser aprobado con evidencia clara de que podría retrasar el empeoramiento del Alzheimer temprano, aunque sea por unos meses.

Funciona eliminando parte de la proteína amiloide. La tecnología también se está probando para ver si es posible retrasar la aparición del Alzheimer si las personas con alto riesgo son tratadas antes de que aparezcan los síntomas. También se están desarrollando otros medicamentos para apuntar a la proteína tau.

El seguimiento de los cambios cerebrales silenciosos es clave para tal investigación. Los científicos ya sabían que en formas heredadas raras del Alzheimer que afectan a personas jóvenes, una forma tóxica de amiloide comienza a acumularse alrededor de dos décadas antes de los síntomas, y en algún momento luego aparece la proteína tau.

Los nuevos hallazgos muestran el orden en el que se produjeron esos cambios en los biomarcadores con el Alzheimer más común en la vejez.

Investigadores del Centro de Innovación para Trastornos Neurológicos de Beijing compararon a 648 personas diagnosticadas con Alzheimer y un número equivalente que se mantuvo saludables. El descubrimiento de amiloide en los futuros pacientes de Alzheimer fue el primero, 18 años o 14 años antes del diagnóstico, dependiendo de la prueba utilizada.

Luego se detectaron diferencias en la tau, seguidas de un marcador de problemas en la comunicación neuronal. Unos años después, el estudio encontró diferencias en la reducción del cerebro y en las puntuaciones de las pruebas cognitivas entre los dos grupos.

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“Cuanto más sepamos sobre los objetivos de tratamiento viables para el Alzheimer y cuándo abordarlos, mejor y más rápido podremos desarrollar nuevas terapias y prevenciones”, dijo Claire Sexton, directora senior de programas científicos de la Alzheimer’s Association. Señaló que prontamente llegarán pruebas de sangre que prometen ayudar también al hacer más fácil el seguimiento del amiloide y la tau.