Con una experiencia de campeón olímpico y dos veces campeón mundial con victorias contra algunos de los mejores en la división, la experiencia de Joshua prevalece en las primeras horas en Riad.
El brillo del boxeo saudí se hizo presente, aunque aún bajo la crítica de que el Reino está utilizando eventos deportivos de alto perfil para limpiar su historial de derechos humanos.
Aunque no fue un evento repleto de estrellas como en eventos pasados en la región, los ex campeones Amir Khan y Manny Pacquiao compartieron escenario con figuras como el entrenador de fútbol Jose Mourinho y el campeón de la Copa del Mundo Ronaldo de Brasil.
La velada se promocionaba como un “caos de nocaut”, pero la multitud saudí -como suele hacer- se comportó de manera tranquila y ordenada.
La presión estaba sobre Joshua para enviar un mensaje a su rival Fury. Un luchador que ha enfrentado un nivel intenso de escrutinio en años recientes, Joshua reconoció el impacto del entrenador Ben Davison.
Davison estuvo en la esquina de Joshua por segunda vez, habiendo supervisado también la victoria dominante de diciembre sobre Otto Wallin.
“No quería faltarle el respeto a Ngannou, pero nunca ha sido golpeado por alguien como AJ antes,” dijo Davison a BBC Radio 5 Live.
“Dejaré que la gente juzgue si está mejorando. La única forma de averiguar quién es el mejor es enfrentando al ganador entre Fury y Usyk. Eso es lo único que tiene sentido.”
Si Ngannou escucha el consejo de Joshua y regresa al deporte pronto está por verse, pero el ‘Depredador’ es un ganador probado, ya sea en la vida, el octágono de la UFC o un ring de boxeo.
Su trayectoria lo llevó desde ser un niño de 12 años trabajando en una cantera de arena en Camerún, hasta vivir en las calles de París antes de convertirse en campeón de la UFC.
Aunque su sueño de infancia de convertirse en campeón mundial de boxeo puede que nunca se haga realidad, Ngannou está listo para regresar a las MMA más adelante este año con la PFL en busca de su próxima presa.