El ejército israelí anunció el domingo que había retirado una división de tropas terrestres del sur de la Franja de Gaza, mientras mediadores internacionales se reunían con la esperanza de lograr un alto el fuego temporal seis meses después de que comenzara una guerra que ahora se ha convertido en la más larga en la que ha estado involucrada Israel desde la década de 1980.
Israel ha reducido significativamente el número de tropas que tiene en Gaza en los últimos meses. Solo una fracción de los soldados que desplegó en el territorio al comienzo de la guerra contra Hamas permanecen allí.
Ahora, el último grupo de soldados israelíes en la ciudad sureña de Jan Yunis ha dejado Gaza para “recuperarse y prepararse para operaciones futuras,” según informó el ejército. La retirada de los soldados, miembros de la 98ª División, significa que no hay tropas israelíes maniobrando activamente en el sur de Gaza, informaron los medios de comunicación israelíes.
Sin embargo, los funcionarios israelíes dejaron claro que el ejército permanecería en otras partes de Gaza para preservar su “libertad de acción y su capacidad para llevar a cabo operaciones precisas basadas en inteligencia.”
La retirada de Jan Yunis, unos cuatro meses después de que las fuerzas israelíes invadieran el sur de Gaza, planteó dudas sobre los planes de Israel ante las llamadas generalizadas para que desescalara el conflicto. También no estaba claro lo que podría señalar sobre el plan que Israel había manifestado de invadir la ciudad más sureña de Rafah, a donde más de un millón de personas han huido para escapar de los enfrentamientos.
La noticia de que Israel había retirado las fuerzas no calmó a Osama Asfour, de 41 años, un residente de Jan Yunis que ha estado refugiado en una carpa en Rafah. Desde el inicio de la guerra, el ejército ha regresado a áreas de Gaza que había abandonado previamente, especialmente en el norte. Dada esa realidad, el Sr. Asfour dijo que no tenía planes inmediatos de regresar a su ciudad.
“El ejército puede decir que se fue hoy, pero pueden regresar mañana,” dijo el Sr. Asfour, quien trabajaba en el Hospital Nasser en Jan Yunis, en una entrevista. “No voy a arriesgar mi vida ni la de mi familia y aventurarme.”
Incluso la administración de Biden parecía estar incierta.
“Es difícil saber exactamente qué nos dice eso en este momento,” dijo John Kirby, un portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, en el programa “This Week” de ABC. “Según entendemos, y a través de sus anuncios públicos, realmente es solo para descansar y reequipar a estas tropas que han estado en el terreno durante cuatro meses, y no necesariamente, que podamos decir, indicativo de alguna nueva operación futura para estas tropas.”
De hecho, incluso cuando el ejército abandonaba Jan Yunis, Israel y su ejército permanecieron en alerta máxima el domingo ante posibles represalias de Irán por un reciente ataque en Siria que mató a siete altos oficiales militares iraníes. Los líderes de Irán prometieron vengar las muertes.
El domingo, el gobierno israelí, que no ha asumido públicamente la responsabilidad del ataque, dijo que estaba listo para responder si Irán retaliaba. El primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que grupos respaldados por Irán habían estado detrás de “muchos ataques” contra Israel en los últimos seis meses y que habían “intensificado sus amenazas.”
“Israel está preparado -defensiva y ofensivamente- para cualquier intento de ataque contra nosotros, desde cualquier lugar,” dijo antes de una reunión de gobierno, según declaraciones de su oficina.
A pesar de la retirada anunciada de las tropas, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, dijo que el ejército se estaba preparando para “misiones de seguimiento” que incluían Rafah. “Llegaremos a un punto en el que Hamas ya no controle la Franja de Gaza y no funcione como un marco militar que representa una amenaza para los ciudadanos del Estado de Israel,” dijo.
Con esas tensiones en el telón de fondo, funcionarios de Estados Unidos, Egipto y Qatar comenzaron a reunirse en El Cairo el domingo, al igual que delegaciones de Israel y de Hamas. Su objetivo era llegar a un acuerdo sobre un alto el fuego temporal en Gaza y la liberación de rehenes que Hamas tomó cuando lideró un ataque contra Israel el 7 de octubre.
Los contornos de un posible acuerdo han sido claros durante meses, pero los detalles han resultado divisivos. Los términos incluirían, entre otras condiciones, un alto el fuego, la liberación de los rehenes y la liberación de palestinos detenidos en prisiones israelíes.
Hamas dijo el sábado que una delegación de su liderazgo estaría en El Cairo, pero que se apegaba a una propuesta anterior que presentó a mediados de marzo, que incluía la retirada total de Israel de Gaza, algo que los funcionarios israelíes rechazan vehementemente.
Las conversaciones se dan en medio de una creciente ira en Israel hacia el gobierno, ya que la guerra entraba en su séptimo mes. Manifestantes se han concentrado en ciudades de todo el país, exigiendo que el Sr. Netanyahu haga más para traer a casa a los rehenes.
Aunque Israel ha derrotado a Hamas en gran parte de Gaza y los combates parecen haber disminuido, analistas y diplomáticos dicen que la guerra parece haber llegado a un punto muerto, sin una solución a la vista, mientras que los funcionarios humanitarios advierten de una inminente hambruna.
Con Israel renuente a aceptar un alto el fuego que permita a Hamas reagruparse en partes de Gaza, y Hamas cauteloso con propuestas que no garanticen su supervivencia a largo plazo, los mediadores han tenido dificultades para avanzar en las negociaciones para un alto el fuego.
“La guerra no ha terminado, y no se puede vislumbrar un camino a seguir para poner fin a ella de una manera que traiga estabilidad y alivio humanitario en la escala que se necesita en un futuro previsible,” dijo Shibley Telhami, un experto en el conflicto israelí-palestino de la Universidad de Maryland.
El conflicto se ve prolongado por la reticencia de Israel a mantener el terreno que ha capturado o transferir su control a una dirección palestina alternativa, lo que crea un vacío de poder. Ese vacío ha llevado a un colapso del orden civil, dificultando la distribución segura de ayuda tan necesaria. Decenas de palestinos han sido asesinados en torno a los convoyes de ayuda, en medio del caos y el fuego israelí.
Mohammed Radi, de 36 años, un restaurador desplazado de la ciudad de Gaza que ha estado refugiándose en Rafah con su familia, dijo que más que nada, quería que la guerra terminara.
“Me siento frustrado y mentalmente aplastado,” dijo en una entrevista. “Estamos exhaustos después de seis meses en carpas.”
Reportaron Iyad Abuheweila, Erica L. Green, Cassandra Vinograd y Aaron Boxerman.