Estados Unidos y México intentan promover el comercio a la vez que frenan el flujo de fentanilo

Estados Unidos y México buscaron proyectar un frente unido el jueves en sus esfuerzos por profundizar los lazos económicos y frenar el contrabando de drogas ilícitas a medida que la administración de Biden busca solidificar su cadena de suministro norteamericana y reducir su dependencia de China.

Al finalizar tres días de reuniones en la Ciudad de México, la secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen, anunció que Estados Unidos y México comenzarían a trabajar más estrechamente para examinar las inversiones extranjeras que entran a ambos países con un nuevo grupo de trabajo para detectar posibles amenazas a la seguridad nacional.

La colaboración surge cuando la administración busca garantizar que aliados como México puedan participar en los miles de millones de dólares de inversiones relacionadas con la energía y el clima que Estados Unidos está desplegando. Sin embargo, a medida que la administración busca una integración económica transfronteriza más estrecha, también quiere asegurarse de que México no sea receptor de inversiones potencialmente problemáticas de países como China.

“El mayor compromiso con México ayudará a mantener un clima de inversión abierto al tiempo que se monitorean y abordan los riesgos de seguridad, haciendo a ambos países más seguros”, dijo Yellen en una conferencia de prensa el jueves.

En México, Yellen ha tenido que encontrar un equilibrio delicado, presionando a sus contrapartes para que trabajen más enérgicamente para enfrentar el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos al mismo tiempo que intenta profundizar los lazos económicos en un momento en que China también está invirtiendo fuertemente para construir fábricas allí.

“El tráfico ilícito de fentanilo devastas familias y comunidades y representa una amenaza para nuestra seguridad nacional al mismo tiempo que socava la seguridad pública en México”, dijo Yellen.

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Cerca de 110,000 personas murieron el año pasado por sobredosis de drogas en Estados Unidos, una crisis que los funcionarios estadounidenses dicen que está impulsada en gran parte por los ingredientes químicos del fentanilo que se envían de China a México y se convierten en la potente droga sintética que luego se trafica a través de la frontera sur hacia Estados Unidos.

López Obrador ha rechazado en general la idea de que el fentanilo se produce en su nación y describió la crisis de drogas en Estados Unidos como un “problema de decadencia social”. Ha sostenido que los políticos estadounidenses no deberían usar a su país como chivo expiatorio para el récord de muertes por sobredosis en Estados Unidos. El creciente número de muertes relacionadas con el fentanilo ha impulsado llamados de candidatos presidenciales republicanos a tomar medidas militares contra México.

En febrero, Anne Milgram, administradora de la DEA, dijo que su agencia todavía no recibía información suficiente de las autoridades mexicanas sobre las incautaciones de fentanilo o el ingreso de precursores químicos en ese país, y que Estados Unidos estaba cada vez más preocupado por el número de laboratorios utilizados para producir fentanilo en México.

Y en octubre, antes de la visita del secretario de Estado Antony J. Blinken con el presidente López Obrador en México, Todd Robinson, secretario asistente del Departamento de Estado, dijo a The New York Times que el presidente mexicano no estaba reconociendo la gravedad de la crisis de drogas en la región.

Con información de Paulina Villegas y Ana Swanson. Traducción: European Media Review. Editado y versión original en inglés de Ana Swanson.

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